De cara al proceso electoral que determinará el rumbo del país para los próximos cuatro años, los analistas coinciden que la realidad económica jugará un papel predeterminante sobre el electorado a la hora de emitir su voto. A horas de que se conozcan las estrategias electorales de los distintos espacios y sus precandidatos, el economista Nadin Argañaraz comparó tres variables económicas (inflación, salarios reales y nivel de actividad) para determinar cómo influyeron en las elecciones, desde 2007 hasta la actualidad.

La elección presidencial de este año se va a dar en el peor contexto inflacionario de las últimas cinco elecciones porque el alza de los precios se quintuplicó respecto a 2007. Mientras que la caída de la actividad económica que se espera para este año es similar a la que se esperaba para el año 2019 (ambas rondan el 3%).

En su investigación, el economista señaló que en la comparación de los escenarios electorales se observa una diferencia importante, porque mientras en 2019 se esperaba una caída para el año 2020, ahora para el año 2024 se espera un nivel similar al de este año. Mientras que el salario real, aspecto clave para los trabajadores, cayó en los primeros tres meses del año un 4,2% respecto de igual periodo de 2022.

En la elección de 2019 hubo una caída del 7,1% en los tres meses previos a octubre. “Al estar focalizada la mayor parte de la caída de actividad de este año en la gran sequía, abre un escenario muy distinto para 2024. Hasta ahora se espera una recuperación de la economía el año que viene. Sin sequía y con aumento en la producción de energía y de otros recursos naturales, la economía va a contar con un flujo incremental de dólares que superaría los U$S 20.000 millones y eso es algo altamente probable”, indicó Argañaraz.

En su trabajo, Argañaraz parte de la base que para el votante es importante cómo viene el nivel de actividad económica, por su relación con el nivel de empleo, la suba de precios y su impacto sobre el poder adquisitivo salarial. “Se supone también que a la hora de votar incide lo que se espera para el próximo año en materia de suba de precios y de cambio de nivel de actividad. No es lo mismo una economía que viene mal pero todo indica que va a ir mejor, que una economía que viene mal y que todo indica que va a seguir esa tendencia”, explicó el profesional.

Definición

Los resultados de las últimas cuatro elecciones presidenciales muestran que en las elecciones de 2007 y 2011 la victoria del partido gobernante fue indiscutible. En 2015 ganó la oposición en segunda vuelta y en 2019 lo hizo el principal candidato opositor. En este esquema, la primera variable analizada es la inflación, que ascendió en cada uno de los años de elecciones. Arrancó con un 21,5% anual en 2007 y hoy está con un 108,8% anual (a abril), aproximadamente. La expectativa de inflación para el año siguiente también subió en cada uno de los años.

“Bajo el supuesto que a mayor inflación mayor puede ser el deterioro del salario real, el año 2007 se presenta como el mejor año de los cinco de elecciones presidenciales. Una inflación anual del orden del 20%, si bien es alta en relación a estándares internacionales, es algo que los argentinos pueden incorporar como un escenario de relativa estabilidad de precios”, remarcó el informe.

En relación al nivel de actividad, el análisis indica se evidenció un empeorando con el paso de los años: en la elección del año 2007 la economía creció un 8% y en el 2008 creció un 6,3%. Para este año 2023 se espera una caída del 3,1% y para 2024 un nivel similar de actividad.

El poder adquisitivo del salario es la conjunción de factores reales como la actividad y también de la dinámica del salario respecto a la inflación. En este caso, el informe analizó la variación del salario real y del nivel de actividad del periodo julio-septiembre de cada año. En línea con la realidad de la actividad económica, el salario real cayó en el año 2019 y está cayendo en este año 2023. En las elecciones de los años 2007, 2011 y 2015 el salario real creció a la par de un crecimiento del nivel de actividad. El mejor contexto lo brindó el año 2011 con un aumento del salario real del 8,2%. Por ahora, el peor año fue el 2019 con una caída del salario real del 7,1%, detalló el analista.

En el mes de marzo, Argañaraz había advertido con otro informe que el salario de los trabajadores privados formales, medido en términos del Índice de Precios al Consumidor (IPC), cayó un 17% en cinco años. Es decir, con el salario promedio de 2022 se pudo adquirir un 17% menos que con el salario promedio de 2017. “Este trabajador perdió poder adquisitivo todos los años, excepto en 2022, que se mantuvo en igual valor que en 2021”, marcó el autor del estudio.

Para el caso de un empleado público, la caída del poder adquisitivo fue del 20,9% entre ambos años. Este trabajador perdió poder adquisitivo hasta el año 2021 y luego recuperó una pequeña parte en 2022. Finalmente, el poder adquisitivo de un trabajador privado informal tuvo una disminución más profunda, del 34,7% entre los años 2017 y 2022. Este trabajador, a diferencia de los anteriores, perdió poder adquisitivo todos los años. (Producción periodística: Graciela di Vico)